¿Permanecer en Marruecos o intentar cruzar a Europa?

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“Mr. Pacome ha tenido éxito con el cruce. Está en Alemania.” Siempre tuvo claro que sí quería enviar ayuda a su familia de Costa de Marfil, tenía que llegar a Europa.

Emeka D.*/J.V. Rabat. 10/02/2014.

No todos los emigrantes subsaharianos que han terminado en Marruecos, se beneficiaran de la regularización. Muchos no cumplen las condiciones que exige el gobierno, y otros no pueden demostrar cinco años de residencia. Tan sólo les queda la opción de pagar para ser cruzados por mar, o intentarlo por sus medios a través de Ceuta y Melilla. Pacome, Rahin y Kathrin, salieron de su país en busca de un futuro, y acabaron sobreviviendo en Marruecos.

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Mr. Pacome

Kouass es un suburbio de chabolas de Rabat, donde Mr. Pacome desarrollaba una habilidad que aprendió de otros inmigrantes. Trabajaba como jornalero en la construcción, cuando cayó gravemente enfermo. Desde entonces para sobrevivir se dedicó a reparar todo tipo de calzado por muy deteriorado que estuviera.

Su objetivo en la vida era llegar a Europa. Su familia dependía de él para salir adelante. Durante el Ramadan se tiró al monte, hasta desde donde se divisa Ceuta para tratar de cruzar. No lo consiguió y regresó a su pequeño negocio de Rabat. Incluso llamó a sus amigos para contarles sus desventuras.

A día de hoy Mr. Pacome no está esa en la esquina donde solía sentarse a a reparar las suelas desgastadas. Un compatriota de Costa de Marfil nos lo confirma “Mr. Pacome ha tenido éxito con el cruce. Está en Alemania.» Siempre tuvo claro que sí quería enviar ayuda a su familia de Costa de Marfil, tenía que llegar a Europa.

En Marruecos se pluriempleaba y aun así no le llegaba a fin de mes. En las temporadas de cosecha Buscaba trabajo en las plantaciones de hachís, donde se puede conseguir de 300 a 400 Dh al día. Lo difícil es dar con los patrones de estas plantaciones secretas en las montañas, del norte de Marruecos.

Todo lo que ganaba en la reparación de calzado, se lo gastaba en alquiler (más caro para subsaharianos) y alimentos. Sólo llevaba tres años y le exigían cinco para ser regularizado. La vida en Marruecos es difícil para los migrantes. Por eso muchos Pacome no tienen más remedio que jugarse la vida. En Marruecos no hay futuro.

Rahin y Kathrin. ¿Regularización?

Rahim es de Liberia y ha estado indocumentado en Marruecos desde hace casi doce años. El martes pasado acudió a registrarse en el municipio de Moulay Yousef de Casablanca para intentar regularizar su situación. Pero se le negó la oportunidad. El personal de la oficina de extranjería alego que la solicitud era ilegible, incluso después de haber solicitado la de su hijo de cuatro años de edad, llamado Marvellous.

En Casablanca todo el mundo conoce a Rahim y a su mujer nigeriana Katherine, por sus problemas para tener bebés durante los últimos diez años. Hace cuatro años sus sueños se hicieron realidad y Kathrin fue capaz de dar a luz a un bebé que sobrevivió a gracias a una supervisión médica, pagada con la solidaridad de los miembros de su comunidad en Marruecos.

Sin embargo los tres han quedado fuera del sistema como tantos otros. ¿Permanecer como ciudadanos de segunda o jugarse la vida con los militares o el mar? Regresar con deudas, una mano delante y otra detrás, para la gran mayoría no es una opción.

* Emeka Daniel es el seudónimo de un cooperante africano. Él al igual que los emigrantes con los que trabaja, sufre violencia directa o indirecta y teme represarias por denunciar lo que ve a diario.